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En España se están produciendo restricciones a los productos de uso personal. Según el informe Equidad y Salud Menstrual en España, los productos más utilizados por las mujeres son los compresivos (60,6%), seguidos de la copa menstrual (48,4%) y los tampones (42,6%). Estos productos, al estar en contacto con la piel y mucosas, pueden presentar algunos riesgos si se utilizan por periodos prolongados. Los tampones, en particular, son motivo de preocupación debido a la posible exposición a sustancias químicas, incluidos metales, ya que la piel de la vagina tiene una mayor capacidad para absorber sustancias químicas que otras partes del cuerpo.
En septiembre, la Comisión Europea estableció nuevos criterios más estrictos para reducir la presencia de sustancias tóxicas en los productos de higiene absorbentes que buscan obtener la Etiqueta Ecológica de la UE. Un estudio realizado por un investigador de la Universidad de California en Berkeley encontró que los tampones de varias marcas, potencialmente utilizados por millones de personas cada mes, contenían metales tóxicos como plomo, arsénico y cadmio.
Se ha demostrado que estos metales aumentan el riesgo de desarrollar demencia, infertilidad, diabetes y cáncer, además de afectar el cerebro, los nervios, el sistema cardiovascular, nervioso y endocrino. También puede comprometer la salud materna y el desarrollo fetal.
Kathrin Schilling, profesora de la Universidad de Columbia y coautora del estudio, explicó:
«Aunque los metales tóxicos están presentes en nuestro medio ambiente y estamos constantemente expuestos a niveles bajos, nuestro estudio muestra que también están presentes en los productos menstruales, lo que aumenta el riesgo de exposición para las mujeres que los usan».
Por su parte, Jenni A. Shearston, investigadora principal del estudio en la Universidad de California en Berkeley, afirmó:
«Es preocupante que hayamos encontrado concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos metales tóxicos como el arsénico y el plomo».
Metodología del estudio.
Los investigadores analizaron los niveles de 16 metales (arseniuro, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc) en 30 hisopos de 14 marcas diferentes. Las concentraciones de metales variaron según el origen de los hisopos (EE.UU. frente a UE/Reino Unido), si eran orgánicos o no y si eran de marca o de marca privada. Sin embargo, se han encontrado metales en todo tipo de hisopos; ninguna categoría tendría concentraciones consistentemente más bajas de todos o la mayoría de los metales.
Las concentraciones de plomo fueron mayores en los hisopos no orgánicos, mientras que el arsénico fue mayor en los hisopos orgánicos. Los metales pueden llegar a los hisopos de varias maneras: el algodón podría absorber metales del agua, el aire o el suelo, o a través de contaminantes cercanos (por ejemplo, si un campo de algodón estaba cerca de una fuente de plomo), o podrían agregarse durante la fabricación como parte de un proceso. pigmento, blanqueador, agente antibacteriano u otro proceso de fábrica.
Shearston se mostró entusiasmado: “Espero que se exija a los fabricantes que prueben sus productos en busca de metales, especialmente los tóxicos”. Y añadió: “Estaré encantada de ver al público y pedir esto o mejorar el etiquetado de las toallas sanitarias y otros productos menstruales”.
Sin embargo, no está claro si los metales detectados en este estudio contribuyen a efectos adversos para la salud. Se necesitarán investigaciones futuras para determinar qué cantidad de estos metales pueden filtrarse de los tampones y ser absorbidos por el cuerpo, así como la presencia de otras sustancias químicas en los productos menstruales.
El artículo Riesgos Tóxicos en Productos Mestruales: Un Llamado a la Seguridad se publicó primero en español.
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